miércoles, 24 de octubre de 2007

Como nace el jazz


El nombre
La palabra jazz, referida a un género musical, aparece escrita por primera vez el 6 de marzo de 1913 en el periódico San Francisco Bulletin, cuando, al reseñar el tipo de música ejecutada por una orquesta del ejército, señaló que sus integrantes entrenaban a ritmo de ragtime y jazz.[1] En estos primeros años, la forma del nombre oscila entre jaz, jas, jass, jasz o jascz, y, según Walter Kingsley, colaborador del New York Sun, "el término es de origen africano, común en la Costa del Oro africana y en las tierras del interior." [2] No obstante, puede también que fuese un término originario del minstrel o del vodevil, o incluso del mundo árabe. Varios autores han subrayado también su relación con el acto sexual en el argot norteamericano.
El primer disco en el que apareció la palabra jazz como definidora de la música en él contenida lo grabó la
Original Dixieland Band en enero de 1917 en Nueva York; durante ese año, además, se popularizaría el término, que probablemente se había convertido ya de uso común en la lengua oral entre 1913 y 1915.


Concepto
El jazz se caracteriza por eludir la ejecución de las interpretaciones a partir de la lectura fiel de una partitura (sin que ello quiera sugerir que sus músicos no dominan el lenguaje musical): la base de la interpretación jazzística y, consecuentemente, del estilo, es la improvisación, aunque en sí misma no sea la única característica definitoria del jazz; en cualquier caso, excepto en algunos casos de free jazz o de jam session, donde sí puede darse el caso de que no se trabaje sobre ningún tema ya conocido, improvisar significa que el intérprete recrea libremente el tema en cada ejecución del mismo sobre una determinada estructura armónica, ya sea en directo o en un estudio de grabación: la melodía es solo un pretexto para desarrollar una posible interpretación de la misma. En este sentido, la música de jazz se centra más en el intérprete que en el compositor.
La
improvisación diferencia de forma primordial al jazz de otros estilos musicales de la tradición musical occidental, como la música clásica europea (aunque la improvisación también formase parte importante de la música clásica durante el periodo barroco, cuyos compositores dedicaron horas de estudio a las variaciones). En este sentido, el jazz recupera en la música occidental la improvisación como esencia musical, como existe en la mayor parte de las tradiciones musicales de origen no europeo, de las que también bebe el jazz, especialmente de los ritmos africanos, con predominio del uso de síncopas y de determinadas formaciones orquestales.
En cuanto a su repercusión pública, la subordinación de la
melodía, el factor más valorado, por ejemplo, en la música pop, a la libertad creativa del artista, ha alejado históricamente al jazz de una presencia comercial masiva.
El formato de los temas jazzísticos es, en la mayoría de las interpretaciones, el del
blues y el de la canción popular.
El patrón subyacente sobre el que se delinean
melodías sincopadas y figuras rítmicas (frecuentemente, un ritmo aditivo[3] ) es metronómico y la organización armónica tonal emplea frecuentemente la escala del blues con fines melódicos. Son habituales recursos como las blue notes, las síncopas, los ritmos múltiples, los vibratos, los glissando...
El jazz es habitualmente interpretado por formaciones en las que destaca un instrumento solista acompañado de una sección rítmica (al menos, una
batería, un contrabajo o bajo eléctrico y algún instrumento armónico como el piano, el banjo o la guitarra). Las formaciones pueden ser muy variables, desde solistas sin acompañamiento, grupos de solistas sin sección rítmica hasta las grandes Big Bands en las que la improvisación juega un papel secundario. La libertad interpretativa, que es definitoria del jazz, ha llevado al uso de un término histórico, swing, como sinónimo de una determinada calidad rítmica que es percibida de una forma completamente subjetiva en algunas interpretaciones, de las que se puede decir que tienen swing como un elogio.

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